Cuando nombramos a Alguien por su nombre , lo colocamos en valor desde sus recursos.
En la vida , a veces , nos encontramos en situaciones o mejor dicho nos relacionamos con los demás de alguna manera ''x " por decirlo así y cuando
vemos que algo no funciona en lo vincular, llegan los pacientes con interrogantes desde su primer motivo de Consulta. Pero en ciertas ocasiones se
mantienen relaciones que desgastan y el paciente nos transmite que hizo síntoma por un pico de estrés o que tomo un órgano, despues de tanto tiempo,
de estar valga la redundancia, pacientemente sosteniendo un vinculo que termina fallido. En qué sentido se preguntaran..? Y es cuando mediante un proceso largo , el sujeto
no puede discriminar o intenta pensar con ingenuidad que todo va a cambiar, que mediante amables gestos y demás ya pasará. Sin embargo, no es asi,
recibe destratos cotidianos, maltratos psicológicos y morales en un espiralado circuito en donde un individuo puede conseguir hacer pedazos a otro.
Con el pretexto de la indulgencia, la tolerancia, que termina haciendo obstáculo, en esta cotidianeidad sin atreverse a hablar de Perversidad.
En algún momento hemos sido testigos de ataques perversos, en uno u otro nivel, ya sea en la pareja,en la familia, en el trabajo, en la vida política y social.
Éstos ensañamientos pueden conducir a un verdadero asesinato psíquico , pareciera. Cómo si nuestra sociedad no percibiera esa forma de violencia indirecta.
Por ello, el título de este escrito, nombrar la perversión, es simplemente transmitir sus características: - las insinuaciones, las alusiones mal intencionadas,
la mentira que llega a la fabulación, las miles de humillaciones con que las víctimas no reaccionan o por mecanismos de negación se culpan, diciendo entonces: ''qué habre hecho mal para que esto esé ocurriendo..?'' Intentando comprender al sentirse responsables. Pero NO, el perverso/a utiliza técnicas de desestabilizacón,
que son habituales, en una forma fría y calculada al dar vuelta cualquier situación y colocarse al mismo tiempo en víctima para colocar a los otros en posición de perseguidores, amparandose en su voz calma y discurso seductor. Entonces alli,el sujeto cae, como escuchando el canto de sirenas y así empieza una relación casi
amorosa, pero bien engañosa, donde creyendo en esa amabilidad encontrará un exceso de provocación insoportable. Éstas agresiones derivan de un proceso inconsciente
de destrucción psicológica, formado por acciones hostiles u ocultas de uno o varios individuos, hacia un sujeto determinado. Efectivamente por medio de palabras
aparentemente anodinas, de cosas que no se dicen , insinuaciones es posible desestabilizar a Alguien paralizarlo o incluso destruirlo, sin que su cículo de allegados
llegue a intervenir. Él/Ella o los agresores pueden asi engrandecesrse a costa de rebajar a los demás y evitar cualquier conflicto interior o cualquier estado de ánimo
al descargar sobre el otro, la responsabilidad de lo que no funciona: -''No soy yo, sino el otro, el responsable del problema''. Si no hay Culpa no hay Sufrimiento. Aquí se trata de perversidad en el sentido de perversión moral.
Puntualmente, cada uno de nosotros ''normalmente neuróticos'' presenta comportamientos perversos, en determinados momentos, por ej. : en un momento de rabia, -pero tambien somos capaces de pasar a otros registros de comportamientos(histéricos, obsesivos y fóbicos) y sus movimientos perversos dan lugar a un cuestionamiento posterior.
Un individuo o sujeto perverso, en cambio, es permanentemente perverso, se encuentra fijado a ese modo de relación con el otro y no se pone a sí mismo/a en tela de juicio en ningún momento. Aún cuando su perversidad pase desapercibida, durante un tiempo, se expresrá en cada situación en la que tenga que comprometerse y reconocer su parte de responsabilidad, pues le resulta imposible cuestionarse a sí mismo/a. Estos sujetos solo pueden existir si ''desmontan'' a Alguien: - necesitan rebajar a los otros para adquirir una buena autoestima y mediante ésta, adquirir el poder, pues están ávidos de admiración y de aprobación. No tienen ni compasión ni respeto por los demás, puesto que su relación con ellos no les afecta. Respetar al otro supondría, considerarlo en tanto que ser humano y reconocer el sufrimiento que se le inflige.
La perversión seduce, controla y destruye. Tres verbos que jamás olvidaré de una Profesora de una cátedra de Laboral en la Universidad.
Efectivamente, saben manipular de un modo natural, lo cual parece en el mundo de los negocios o de la política. También los tememos, pues sabemos
instintivamente que es mejor estar con ellos que contra ellos. Es la ley del más fuerte. El más admirado es aquel que sabe disfrutar más y sufrir menos. En cualquier caso, prestamos poca atención a sus víctimas, que pasan por ser débiles o poco listas, y, con el pretexto de respetar la libertad del otro, podemos vernos conducidos a no percibir ciertas situaciones graves. En efecto, una manera actual de entender la tolerancia consiste en abstenerse de intervenir en las acciones y en las opiniones de otras personas aun cuando estas opiniones o acciones nos parezcan desagradables o incluso moralmente reprensibles.
Con frecuencia, los psicólogos, en nuestra práctica clínica, somos testigos de historias de vida en las que la realidad exterior no se distingue claramente de la
realidad psíquica. Lo que llama la atención en todos estos relatos de sufrimiento es la repetición. Lo que cada cual creía singular lo comparten, de hecho, muchas personas.
La perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico, sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás
como a seres humanos. Algunos de estos perversos cometen actos delictivos, por los que se los juzga, pero la mayoría de ellos usa su encanto y sus facultades
de adaptación para abrirse camino en la sociedad dejando tras de sí personas heridas y vidas devastadas. Psiquiatras, Psicólogos, Jueces y educadores hemos caído en la
trampa de perversos que se hacían pasar por víctimas. Nos dejaron ver lo que ya esperábamos de ellos para seducirnos mejor, y les atribuimos sentimientos
neuróticos. Luego, cuando se mostraron como lo que eran realmente al declarar sus objetivos de poder, nos sentimos engañados, ridiculizados y a veces incluso
humillados. Esto explica la prudencia de los profesionales a la hora de desenmascararlos.
Manifestamos asimismo una indulgencia inaudita en relación con las mentiras y las manipulaciones que llevan a cabo los hombres poderosos. El fin justifica los medios. Pero, ¿hasta qué punto es esto aceptable? ¿No corremos con ello el riesgo de erigirnos en cómplices, por indiferencia, y de perder nuestros límites o nuestros principios?
La tolerancia pasa necesariamente por la instauración de unos límites claramente definidos. Ahora bien, este tipo de agresión consiste precisamente en una intrusión en el territorio psíquico del otro. El contexto sociocultural actual permite que la perversión se desarrolle porque la tolera.
Nuestra época rechaza el establecimiento de normas. Nombrar la manipulación perversa supone establecer un límite, lo que se identifica con una intención de
censura. Hemos perdido los límites morales, espirituales que constituían una especie de código de civismo y que podían hacernos decir: «¡Eso no se hace!».
Sólo nos volvemos a encontrar con nuestra capacidad de indignarnos cuando los hechos aparecen en la escena pública, presentados y amplificados por los
medios de comunicación. El poder no establece un marco de acción y elude sus responsabilidades al respecto de las gentes a las que supuestamente dirige o ayuda.
La palabra perverso choca, molesta. Dejar de nombrar la perversión es un acto todavía más grave, pues supone tolerar que la víctima permanezca indefensa, que sea agredida y que se la pueda agredir a voluntad.La denominación de «perverso» remite claramente a la noción de abuso, que está presente en todos los perversos. Las cosas empiezan con un abuso de poder, siguen con un abuso narcisista, en el sentido de que el otro pierde toda su autoestima, y terminan con abuso sexual.
Esta destrucción moral existe desde siempre, tanto en las familias, en las que se mantiene oculta, como en la empresa, donde las víctimas, en épocas de pleno empleo, se acomodaban a ella porque no tenían la posibilidad de marcharse.
Hoy en día, las víctimas se aferran desesperadamente a su lugar de trabajo en detrimento de su salud física y psíquica. Algunas de ellas se han rebelado y, en algunos casos, han iniciado pleitos; el fenómeno está invadiendo los medios de comunicación y la sociedad se hace preguntas.
Uds tambien se interrogan..?
Este escrito los invita a salir de la pasividad y de involucrarse con un miedo de señal de alarma ante el peligro, arriesgandose desde el amor, el sentimiento más potente qué existe y que alivia al miedo a no paralizarse, que aunque esté la angustia ante tantos hechos desagradables, que sea un motor,
para que no te pase a tí, ni a tus afectos, que seamos más para decir Basta!! , hasta acá llegaste o llegaron..!! Cómo una cadena de favores, entre cada uno, para que el AMOR NO FALTE.. y el deseo que nos habita inicie la diferencia..
Pareciera entonces, como en un escrito anterior, como Alicia en el pais de las maravillas..
YA ES HORA DE DESPERTAR..
Saludos Cordiales
Lic. Bibiana Martin Cardello
Psicóloga Clínica
Niños/Adultos
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Eldeseoquetehabita2023